sábado, 4 de junio de 2016

Sordos

Los trastornos auditivos son las alteraciones que afectan  a la recepción auditiva, debido a una disminución o a pérdida grave de la audición.

Podemos distinguir entre hipoacúsicos y sordos profundos. Los primeros tienen una audición deficiente pero que, con prótesis o sin ella, funcionan con normalidad en la vida diaria, adquiriendo el lenguaje por vía auditiva, aunque con deficiencias en la articulación, el léxico y en la estructuración del lenguaje.

Los sordos profundos, sin embargo, tienen una audición no funcional, no adquieren el lenguaje por vía auditiva, y tienen problemas tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje:
Las variables que pueden influir son:

Inicio de la sordera:
  • Sordos prelocutivos (antes de haber adquirido el habla).
  • Sordos poslocutivos (después de haber adquirido el habla.

Momento del diagnóstico. El diagnóstico precoz permite un equipamiento protésico y una intervención educativa temprana.

Grado de sordera
  • Audición normal (umbral inferior a 20 dB). Cuando la persona puede capta perfectamente sonidos de intensidad inferior a 20 dB.
  • Deficiencia auditiva leve (umbral entre 20-40 dB).  Cuando sólo oímos sonidos que alcanzan una intensidad que se sitúa entre 20 y 40 dB. Por lo que respecto al habla, tan sólo será dificultoso captarla en ambientes ruidosos. Se advierten dificultades en la pronunciación de fonemas, para escuchar conversaciones distantes, para identificar todos los elementos de una palabra. Estos niños pueden perfectamente seguir los contenidos y enseñanzas de un centro ordinario si se les provee de audífonos.
  • Deficiencia auditiva media (umbral entre 40-70 dB).  El umbral de audición se sitúa entre 40 y 70 dB que viene a ser la intensidad de una conversación normal. Por ello el uso de prótesis bien adaptadas que puedan amplificar los sonidos comienza a ser en los casos de mayor pérdida indispensables. Los niños presentan un lenguaje limitado y dificultades de pronunciación; también presentan alteraciones estructurales y suelen identificar normalmente sólo las vocales. Estos niños deben ser provistos de una adaptación con objeto de llevar a cabo una reeducación logopédica, ajustes en el material y las ayudas técnicas que requieran.
  • Deficiencia auditiva severa (umbral entre 70-90 dB).  Se oyen sonidos con una intensidad mínima de entre 70 y 90 dB por lo que para escuchar una conversación normal se requerirá forzosamente ayudas protésicas que amplifiquen el sonido. En el caso de que un niño nazca con una pérdida de tal calibre las repercusiones son evidentes por cuanto no es posible que se produzca una adquisición espontánea del lenguaje oral, siendo indispensable la intervención especializada.
  • Deficiencia auditiva profunda  (umbral entre 90-110 dB).  Contamos con un umbral auditivo superior a 90 dB que impide totalmente percibir el habla a través de la audición, haciéndose imprescindible el uso de códigos viso-gestuales para la comunicación. El niño no discrimina los sonidos del ambiente. Pueden comprender únicamente un lenguaje amplificado o en “voz alta”; su vocabulario es mínimo y poseen dificultades estructurales del lenguaje así como a nivel fonético. Requieren atención logopédica, ajustes de recursos y materiales y ayudas técnicas.
  • Cofosis: sordera total.  La pérdida total de la audición denominada “cofosis” es bastante improbable, y supondría restos auditivos por encima de los 120 dB, aunque umbrales de 100 dB ya marcan lo que se denomina “cofosis funcional”. No han podido adquirir el lenguaje y poseen dificultades graves a nivel social y educativo. Pueden oír algunos sonidos altos. Se guían por el sentido de la vista principalmente. Necesitan programas que faciliten su integración y ajuste personal y social, así como un programa dirigido por el logopeda, adaptaciones del material, de los recursos y dotación de ayudas técnicas

Localización de la lesión
  •    Sordera conductiva o de transmisión
  •    Sordera de percepción
  •    Sordera mixta. Hay dificultad auditiva en la transmisión y en la recepción del sonido.

Según la edad o momento de aparición podemos clasificar las DA en:

A) Sordera congénita o prelocutiva: cuando la pérdida se produce antes de que se hayan completado las etapas iniciales del desarrollo del lenguaje oral (adquisición del vocabulario y construcción de frases).
B) Sordera adquirida o postlocutiva: es posterior a la primera infancia y con un grado de repercusión menor sobre el desarrollo.

Según el oído afectado podemos clasificar las DA en:

A) Unilateral: en un oído.
B) Bilateral: en los dos.

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